Review: Róisín Murphy – Hairless Toys

Róisín Murphy lanza ‘Hairless Toys’, su tercer trabajo como solista tras la notoriedad alcanzada con el ya pretérito dúo Moloko. Además significa el primero tras nada más y nada menos que 8 años, y la continuación de ‘Overpowered’.

Tras unas cuantas escuchas, aún no tenemos claro si se ha convertido en una “pop star” o quizá prefiera que la encaminen por los lares más experimentales. Lo cierto es que en este disco caben ambas cosas, y aunque se necesite insistir un poco al principio, ‘Hairless Toys’ suena más que notable: dance, pop, experimental, en una atmósfera alternativa al pop comercial y muy íntima. Con él, se puede tanto bailar como reflexionar. Una vez más, Murphy rehuye de las modas y sigue haciéndose notar dentro de su tendencia.

Hasta la fecha, parece el trabajo más estudiado de la irlandesa tras una larga trayectoria, como con más control creativo. ‘Hairless Toys’ viene acompañado de ciertas ideas preconcebidas. Por ejemplo, el minimalista ‘Gone Fishing’ está inspirado en la ciudad de Nueva York con, podría ser, connotaciones a otra diva, Madonna. En general es un material en el que examina sus fracasos y sentimientos.

En ‘Explotation’ anda dando vueltas al ‘¿quién explota a quién?’, cargado de polirritmias, delicadas vocales y una letra que nada en el trip hop y que no sabemos exactamente a qué elude (¿música? ¿sexo?). Empieza y acaba con fascinantes sonidos manipulados, uno tras otro. Al contrario, ‘Invited Guest’ es más típica y menos ambigua en cuanto a significado: habla sobre la agorafobia y ansiedad. La pista tiembla a través de mezclas y un silbido evocador.

‘Exile’ se entrega a un susurro extenuado que bien recuerda a un bar vacío a las 2 de la mañana. En su caso, la balada ‘Unputdownable’ se abre al amor, un amor algo confuso, eso sí. Es un trabajo del alta carga emocional que continúa con ‘House of Glass’, cargado de declaraciones: ‘We were glass house girls, in our plastic wigs and pearls, in a crazy house, from within and from without’. El paisaje emocional también se pinta con con el alma retro de ‘Evil Eyes’ y sus constantes ritmos bailables, de lo mejor del disco.

‘Hairless Toys’ brilla con ‘beats’, piano, guitarra y la frágil voz de Róisín, que a pesar de ser inmaculada y quebradiza consigue elevarnos al clímax. Un ejercio un tanto espiritual que dibuja un paisaje emocional que quizá no todos entiendan. Solo queda escuchar… y sentir.

Recordamos que Róisín Murphy ofrecerá en Sónar Festival su única actuación en España y donde podremos ver la presentación en directo de ‘Hairless Toys’.