Baile y euforia con Metronomy en Madrid

Metronomy pasaron por La Riviera madrileña el pasado 28 de octubre a desgarrar su colección musical. Exprimieron un total de 20 temas durante una hora y media; un auténtico show para los más fanáticos de la banda, donde pudimos escuchar melodías de toda su carrera en el marco de la gira “Summer 08″, especialmente algunos como el clásico “The Look” o el más nuevo “16 beat”, nombre del ritmo de batería favorito de Joseph Mount.

Precisamente, ese “Summer 08”, su último disco hasta la fecha, fue la columna vertebral de la velada, y nos encantó ver cómo cobraban vida en directo historias de amor juveniles.

El escenario, bañado en humo e iluminado por una armada de luces desde todos los ángulos, era un espectáculo para la vista. Metronomy es una banda en vivo que se disfruta y no decepciona. El set comenzó con “Back Together”, un himno funky de los años 80 con el que solo queríamos bailar. Y eso solo era el principio.

El bajo de Adelekan era irresistible y resbaladizo como siempre, sobre todo en “Old Skool”. El teclista, Oscar Cash, continúa mostrándonos a todos por qué tiene un Tumblr dedicado a sus movimientos de baile, siempre tan encantadores como un poco torpes. Por su parte, la baterista, Anna Prior, sigue siendo la roca que mantiene unido al grupo.

Las líneas que separan el baile, el pop y el rock se borraron, y solo cabía bailar sin excepción en un set que progresaba y se mantenía en lo alto. La banda, que tocó el día anterior en BIME Live, se mantenía con fuerzas en su doblete con un directo electrizante y mágico.

“The Bay”, “Corinne” o “My heart rate rapid”, con su ritmo pulverizador, llevaron la fiesta a otro nivel. A pesar de que teclados y batería estaban más encerrados al fondo, la energía y sensación de diversión emanaba de toda la banda, particularmente durante el eufórico “Love Letters”.

Los toques de sintetizador estaban más reservados para los temas más antiguos, y aunque el bis fue corto, terminamos con “Love’s Not an Obstacle”, “Everything Goes My Way”. Hermanados en el baile y la euforia, la sala se despidió con un sentimiento unánime, justo como empezamos: back together.