Crónica de alt-J en Madrid 2018

Un martes frío de invierno es menos rutinario al calor de alt-J. Los ingleses más atípicos de la escena rock inglesa ofrecieron en Madrid un setlist redondeado con temas de sus tres discos.

La banda, que desafía la categorización, es capaz de mezclar a la perfección el pop, rock, la electrónica y el folk. Su indudable capacidad musical les ha vuelto a traer a la capital una vez más para derrochar sutileza y contundencia, esta vez, sobre el escenario del Wizink Center de Madrid.

Joe Newman y compañía nos trajeron un setlist en el que presentaban su más reciente disco, “Relaxer”, que bien lo complementaron por piezas de anteriores discos. No faltaron “Deadcrush”, que abrió paso a “Flitzpleasure” o “Something good”.

De principio a fin, las luces eran parte protagonista de la velada, las cuales separaban al trío y ofrecían cierto estatismo en escena. Un show bastante automático, y para los menos familiarizados con el grupo, incluso distante y frío, pero donde se creó una atmósfera única.

El setlist se compuso de diecinueve temas, interpretados impecablemente a pesar de la dificultad de las piezas: sonidos electrónicos con letras íntimas, que encajan más en recintos cerrados que en festivales multitudinarios. En trance, la banda nos deleitó también con la coreada “Matilda”, “Left Hand Free” o “Taro”, y los bises vinieron de la mano de “Intro (An Awesome Wave)”, “3WW” y el aclamado “Breezeblocks”.

La noche se alineó con la multitud, que se enganchaba a cada tema, y con el que pudimos escuchar al público tararear ese “Please don’t go, please don’t go, I love you so, I love you so” que se escribe y canta con pasión en “Breezeblocks”, última canción del concierto.

El catálogo creativo de alt-J parece no tener fin. Un vez más, la banda ha conseguido remarcar su personalidad tan auténtica como especial frente a 6000 personas, un sold out en toda regla para una fría noche de martes. Y que todas sean así.