Review: Primal Scream – Chaosmosis

Primal Scream vuelve a llamar la atención con su nuevo largo, ya el undécimo, ‘Chaosmosis’. Si os preguntáis si predomina más el rock o los sintetizadores, una vez más tira de la electrónica más colorida. Ya han pasado casi 30 años de su debut, ‘Sonic Flower Groove’, con el que nos comenzaron a deleitar con melodías psicodélicas y ritmos pop, pero una vez más quieren pasar a la posteridad con un buen puñado de canciones, creadas entre Suecia y Londres.

En ‘Chaosmosis’ (Ignition Records), la banda escocesa no ha dudado en contar con unas cuantas divas. El carismático Bobby Gillespie ha bailado en esta ocasión con Sky Ferrerira, HAIM o Rachel Zeffira (de Cat’s Eyes). El material cuenta con un tipo de portada que echábamos de menos: llena de vida, electrizante y, cómo no, desconcertante, mucho más que la de su predececor, ‘More Light’ (2013).

El nuevo álbum incluye un tema que bien nos recuerda a ‘Screamadelica’, el titulado ‘Where The Lights Gets In’, el corte en el que está invitada Sky Ferreira. HAIM aparecen en ‘100% or nothing’ y ‘Tripping’ on your love’, y Rachel Zeffira colabora en ‘Private Wars’.

El disco se completa con otras como ‘I Can Change’ o ‘Golden Rope’, unas más interesantes que otras, en un tracklist que en total no llega a los 45 minutos. En ocasiones puede resultar más de lo mismo, sin grandes novedades susceptibles de pasar a la posteridad, pero que, en su conjunto, han sabido contentar a sus fans… más o menos. La banda lleva tiempo queriendo ser un camaleón, pero lo cierto es que durante los últimos años apenas han cambiado de color. Eso sí, ‘Chasmosis’ es baile y festividad, un trabajo que nos hace mirar atrás y hacer balance de la historia de Primal Scream: rock, gospel, pop, electrónica y espíritu hedonista.

Desde sus inicios en los años 80, la banda siempre ha tendido a obsesionarse con los estilos de su época: primero acid-house, más tarde, techno…. Ahora, ‘Chaosmosis’ huele un poco a resaca de discos y referentes pasados, mucho pop y autoanálisis. Alterna el pasado con el ansia de sonidos más frescos que en ocasiones se quedan en el intento.

Un disco que salta entre los años 70 del rock glam, el europop, la electrónica y una pequeña incursión en el jazz. Un disco donde gana la electrónica a las guitarras y el baile y color a la oscuridad.